Otra dimensión, la poética, te lleva a mirarme por acá. Vivimos el mundo animal de los autos y las aves de metal, el mundo animal de los que matan y mandan matar para copular. Yo comparto con esas hembras y esos machos la desgracia de ser de carne nada más. Pero, en verdad, he nacido de nuevo: la vida del espíritu me salva de la selva, de los lobos y los bobos.
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