¿Así que te gusta Evita? ¿También te gusta el tango? Nunca te escuché hablar de política pero no importa, voy a seguir con lo que tenía pensado. Lo que ocurre es que justo me acordé de ella y esa frase de "donde existe una necesidad, nace un derecho". Teniendo en cuenta esta máxima de pensamiento social nacional, ¿puede ser que yo tenga derecho a ser amado dadas las necesidades afectivas que más de mil veces he manifestado? Eso era, no mucho más. Eso y otra reflexión más que voy a esbozar a continuación.
Creo que ya lo dije pero la reiteración nunca es mala sino que sirve para fijar conceptos, vos seguro que sabrás mucho del tema. Te decía que hay una idea recurrente: la de la imposibilidad de escribir y la inspiración de Beatriz como musa. Son ideas inconexas pero acá no estoy haciendo un trabajo académico, a Dios gracias. Mirá, vamos a ponerlo lo más sencillo que se pueda: ¿viste el famoso "terror a la página en blanco" de Barthes o la amargura del idiota de Beckett y la imposibilidad de escribir? Te doy ejemplos, no voy a ahondar en ellos. Fíjate que no puedo escribir sin antes haber soñado mis ficciones o sin el influjo de una figura femenina. Hay varios textos míos ajenos a lo mujeril o al mundo de mis Sueños locos. Sin embargo, es claro dónde están mis fortalezas. No soy escritor de laboratorio, de trabajo, taller literario, borrón y edición constante. Mis textos son trabajados, corregidos, revisados y demás. Pero rara vez creo de la nada, no me gusta la palabra "producción", se me hace marxista. No soy un obrero de la literatura. Alguno dirá que por no ponerme el overol artístico no soy un verdadero escribidor. Son visiones. Yo sí creo, contrariamente a este siglo de la ciencia y la técnica, en la inspiración espontánea, las visiones, Dios, la experiencia personal y lo que mueven las pasiones. No veo las letras como un ejercicio racional o un juego de ingenio. Ojo, me gustan muchos libros que jamás escribiría y que nunca querría escribir. Las comparaciones son odiosas y, siempre salvando las distancias, me identifico más con un Bukowski o un Céline que con Borges, al cual admiro pero no trato de emular. Mi intención es hacer una obra muy personal, muy fuerte, directa, intimista.
En la secundaria, en un colegio de Flores, un psicólogo me dijo algo maravilloso pues vio que penaba de amores adolescentes y necesitaba de un buen consejo: "Alan, hubo un poeta toscano, Dante, que no alcanzó a conquistar a su amada, Beatriz. Sin embargo, escribió una obra poética espectacular". No me voy a meter en el debate de si existió o no Beatriz en tanto amor de Alighieri, este texto no es académico, ya lo he dicho. Solamente quiero remarcar lo fabuloso de la idea. Es decir, sin la musa distante, sin el sufrimiento, no habría habido Werther, por ejemplo. Siempre me atormentó esta idea de que mi destino es sufrir el desamor para poder escribir una obra que no voy a disfrutar yo sino las próximas generaciones. Y creo que vos, amiga mía, sos parte de esta conspiración de Dios, el destino, la naturaleza o la Fortuna para que esto ocurra. Tal vez no seas consciente pero yo creo que sí, estimo que tu vanidad se regocija con mi alma y su retorcerse bajo un sol helado y pálido de destierro e ignorancia.
¿Y dónde queda mi derecho a ser amado? Yo, que manifesté una dolorosa necesidad, que tuve el valor de admitir mi soledad y mis fracasos, cosa que pocos varones hacen, todos se las dan de macho alfa, no tengo resuelto mi problema. ¿El Estado habría de proveerme alguna mujer para que me quiera? Parece que todo es no. Siento que tengo la obligación de escribir, estoy condenado al éxito profetizado por Duhalde pero no sé si lo veré en vida. Obvio, tengo el blog, que es muy visitado por gente de todas partes, pero no vivo de la literatura, cosa que estaría muy bien. Hay cada uno en las librerías... Pero bueno, se ve que tengo que seguir con esta rutina de sentir entusiasmo por chicas que no son mías o que me bloquean de la noche a la mañana, literalmente. Es curioso pero me pregunto si yo puedo dedicarme a hacer textos estando con alguien. A veces pienso que sí, que un amor puede ser un gran estímulo y más si es del ámbito de las letras. Por dar un ejemplo tonto, el primero que se me viene a la cabeza, si estuviera con una persona como la Virgen Atea, no digo ella sino como ella, tiene un esposo muy bonito al cual adoro, creo que podría salir de la paja mental de la soledad y el lamento y hacer ficción de la mejor. El mérito no sería mío sino de la compañera. Es más, del otro lado se reirán pero si tuviera a una buena dama a mi lado, podría ganar el Premio Nobel en mi madurez. Así nomás lo digo. Con apoyo, motivación y contención, podría lanzarme a publicar novelas y crecería un montón desde lo intelectual.
Escribir estas cosas me permiten reflexionar. Sinceramente, nunca había pensado que estar con alguien podría servirme en mi vocación literaria. Todo lo contrario. Siempre pensé que las lejanías eran un motor de creación. Bueno, en verdad ambas opciones son validas. Pero siempre tuve el prejuicio de que si estuviera con una chica que me quiera, me pasaría mucho tiempo haciendo el amor o paseando por ahí. Veremos qué me depara Dios. Todas las noches rezo porque aparezca alguna que me haga bien. También vería con agrado si un ángel me dijera que voy a morir solo pero que a cambio, por el valor de las lágrimas y el lecho frío, tengo garantizado el éxito en todas las actividades que emprenda. Obvio que lamentaría la soledad pero al menos tendría un consuelo y una certeza. Yo no sé en este momento si en primavera aparece la mujer de mi vida o si este círculo vicioso de lamentos habrá de prolongarse mucho más. Vivo en una angustia perpetua al no saber qué va a pasar. Yo tengo el derecho a recibir cariño y el abrazo íntimo de una dama. Pero todo indica que soy un esclavo de la vanidad de las musas...