No me considero "millennial". Creo que formo parte de una generación estafada. Así como a la camada de mis abuelos le vendieron el buzón del Mayo Francés, a la nuestra le enchufaron la Revolución Feminista y el aborto para toda Latinoamérica. Ahora el logro personal pasa por no tener hijos, por no formar una familia. Una política de ajuste llevada al extremo bajo banderas progresistas como el "empoderamiento femenino" y la "sororidad". Interesante jugada en el que parece ser el siglo de las tecnologías y el trabajo automatizado: existiría población sobrante, que no podría ser absorbida laboralmente. A este último punto agregarle los problemas de los sistemas de salud, educación, infraestructura y seguridad en nuestra región. Verdades a medias de todas formas: Irlanda aprobó la "interrupción del embarazo" por motivos diferentes a los nuestros. Pero bueno, festejan eso allá: finiquitar fetos.
Interesante analizar los ideales de cada época. Creo que la igualdad social ya no figura. Tal vez por el fracaso de los comunismos en el siglo XX. La Revolución tiene hoy, como un fin en sí mismo, el aborto. En poco tiempo, si se logra la aprobación del genocidio intrauterino, puede que la legalización de las drogas tome la centralidad de los sueños juveniles. En un estadío superior, los derechos de los animales, enarbolados por ejércitos veganos, se convertirían en el eje de los debates públicos.
El mundo se achicó demasiado. Ya no se sueña con alcanzar la luna, sino con legalizar la marihuana y las drogas más duras. Hoy no se pelea por aumentos salariales, sino por tener la posibilidad de eliminar los propios hijos sin consecuencias legales y hasta con la asistencia gratuita del Estado. Obvio que estas valoraciones me pertencen y me hago cargo de ellas. Así como otra gente deberá firmar a título personal sus demandas y no a nombre de "las mujeres pobres", sujetos sociales cuya único riqueza es su prole, los niños que salen de sus vientres. Ningún legislador en Argentina ha planteado planes viables para la juventud en estado de pobreza e indigencia.
Otro chiste de la historia lo vemos en el fenómeno de la ola de denuncias por abusos. Antes, en la década del '60, las juventudes pedían sexo libre, orgías en los campos universitarios, fin de la guerra en Vietnam. Ahora vamos camino a una segregación entre varones, mujeres y "disidencias sexuales". Ya circula sobre ruedas ideas sobre vagones de subte y tren diferenciados. Pero, al mismo tiempo, piden baños unisex. ¡Pero ay de aquel que se acomode el cinturón fuera del cubículo!
Un mundo que critica la religión, pero que vive lo sexual con una represión nunca antes vista en Occidente. Una mirada de un hombre a una mujer puede ser denunciada, mas no al revés. "Discriminación positiva". Intuyo que se fomenta, de algún modo, las relaciones homoeróticas. Digo, si tantos líos puedo tener por ligar con una tía, mejor me follo a un chaval, ¿no? Hoy por hoy, para evitar malos entendidos, parece preferible esquivar al sexo femenino. Otro punto: una queja por acoso deviene acusación por abuso para la mirada de los demás. Y de la noche a la mañana, aparece la palabra "violación". Y quizás todo empezó con una frase poco feliz como "hola guapa". Acuerdo en no importunar a ninguna señorita, aunque tratar de violador a un sujeto idiota que saluda por demás...
Mi texto, como la mayor parte de mi humilde obrita, no pretendió ser sistemático. Tan solo expongo pensamientos sueltos a modo de disparador. Para finalizar, quiero dejar una idea que creo interesante: la Revolución de la Soledad. Siento que la ingeniería social busca diseñar un ser humano urbano, solitario, sin hijos, sin pareja estable, sin empleo fijo. "Todo es fluir". Sí. Apátridas, "autogestivos", "childfree", "género fluido". ¿Soros querrá la extinción de la humanidad? Los dejo porque soy un chico cool que mira Netflix mil horas seguidas.
Posdata: suena contradictorio, pero Donald Trump y el Papa Francisco son mi esperanza en esta hora tan difícil. Si la Iglesia se une al Sacro Imperio, si güelfos y gibelinos firman la paz, Occidente es imparable.