Una punta a la otra del barrio. No me conocen más allá de mi cuadra. Me voy en otras subdivisiones. Visito Lugano imposible y regalo flores a chicas que no saben mi nombre. Huyo del aburrimiento en calles de la siesta y me acuerdo de que nunca viniste a la esquina verde de la Ciudad. Desde ya, estás invitada a caminar tercermundismo pleno. Te acepto un café.
Una punta a la otra del barrio. No me conocen más allá de mi cuadra. Me voy en otras subdivisiones. Visito Lugano imposible y regalo flores a chicas que no saben mi nombre. Huyo del aburrimiento en calles de la siesta y me acuerdo de que nunca viniste a la esquina verde de la Ciudad. Desde ya, estás invitada a caminar tercermundismo pleno. Te acepto un café.