Cuando celeste se hace el cielo y los miedos no alcanzan - no me alcanzan -, prendo un fuego nuevo y miro con satisfacción la obra de Dios en el rostro de esas mujeres que me observan con curiosidad y algo de lujuria. Pasiones que nunca se consumarán. Cruce de millones que no podrán conocerse. No hay Happn ni Tinder que venzan la soledad de la gran ciudad.
Cuando celeste se hace el cielo y los miedos no alcanzan - no me alcanzan -, prendo un fuego nuevo y miro con satisfacción la obra de Dios en el rostro de esas mujeres que me observan con curiosidad y algo de lujuria. Pasiones que nunca se consumarán. Cruce de millones que no podrán conocerse. No hay Happn ni Tinder que venzan la soledad de la gran ciudad.