Siguen las crónicas del derrumbe, vacías de contenido, como siempre. El mundo es otra vez el mismo de ayer, con la expresión idéntica de desprecio que supimos conseguir. De nuevo golpea la campana del "no somos nada". El tiempo nos mata. Perdimos por goleada el partido del levante, por más que saquemos chapa del aguante. No existimos, pero acá estamos, desfigurando la lengua, cuando la vida nos desfigura la cara y el alma en pena.
Siguen las crónicas del derrumbe, vacías de contenido, como siempre. El mundo es otra vez el mismo de ayer, con la expresión idéntica de desprecio que supimos conseguir. De nuevo golpea la campana del "no somos nada". El tiempo nos mata. Perdimos por goleada el partido del levante, por más que saquemos chapa del aguante. No existimos, pero acá estamos, desfigurando la lengua, cuando la vida nos desfigura la cara y el alma en pena.