Déjà vu que no deja de mostrarte-mostrarme. O sueños. O lo que sea. La fantasía, el fantasma, la falta y el juego del veneno en el cerebro. Quizás un bálsamo antifracasos. Tal vez una muestra de una realidad libre de condicionamientos sociales.
Lo digo en términos sencillos mejor: creo que te soñé como premio a mi esfuerzo por olvidarte. Puede que se lea contradictorio, sin embargo, una corazonada me confirma que ando por el camino de los ciertos. Posiblemente, más allá de la ley que manda a matar a los hombres no escogidos ni cogidos, veas en mí la trascendencia que tus galanes de ocasión no tienen.
¿Si hacemos la revolución de no buscar siempre lo mismo? ¿Qué tal si las mujeres eligen al bueno cercano y no al malo lejano? ¿Y si los hombres somos buenos con los otros? Imagino la destrucción de la rutina por la irrupción inesperada de amores imposibles. Un mundo de alegría y felicidad, donde los últimos de hoy ya no estén tan rezagados...
¿Quién dijo que estoy condenado a estar solo? ¿Por qué no podemos estar juntos? ¿Existe impedimento para el amor perpetuo? La voluntad triunfa.
Déjà vu que no deja de...